Inversión sostenible
Según el Reglamento 2088, sostenible se define como “una inversión en una actividad económica que contribuye a un objetivo ambiental, medido, por ejemplo, a través de indicadores clave de eficiencia de recursos relacionados con el uso de energía, el uso de energías renovables, el uso de materias primas y los recursos hídricos y el uso del suelo, la generación de residuos, las emisiones de gases de efecto invernadero, así como el impacto en la biodiversidad y la economía circular o una inversión en una actividad económica que contribuya a un objetivo social, en particular una inversión que contribuya a la lucha contra la desigualdad, o que promueva la cohesión social, la inclusión social y las relaciones laborales, o una inversión en capital humano o en comunidades económica o socialmente desfavorecidas, siempre que dichas inversiones no causen un perjuicio significativo a ninguno de esos objetivos y que las empresas que se beneficien de dichas inversiones cumplan con buenas prácticas de buen gobierno, en particular en lo que se refiere a estructuras de gestión sólidas, relaciones con el personal, remuneración del personal y cumplimiento de las obligaciones fiscales”.