Por Pepe Ariza, director de la Escuela de Economía Social
Hace ya casi 20 años, en el año 2002, nació la Escuela de Economía Social como un instrumento para fortalecer al tejido empresarial asociativo andaluz y con una clara vocación internacional.
Si bien en ese momento, las empresas del sector contaban con excelentes profesionales, no sabían cómo gestionar una empresa que además de ser rentable requería practicar la democracia, donde la participación de sus integrantes no tuviera relación con los aportes económicos al capital. Una empresa tenía que ser eficiente y eficaz sin dejar de lado las necesidades de las personas que las integran, demostrando en sus actividades la solidaridad, el trabajo en equipo, la inclusión, la equidad y la cooperación.
Una empresa que capitalizara en favor del conjunto de sus integrantes pero que de igual manera su éxito se reflejara en el desarrollo de la comunidad y en el respeto por el medio ambiente. Ese es el Alma Mater de nuestra Escuela, un lugar de encuentro con una economía con rostro humano, en la que se compartan y reproduzcan nuevos conocimientos, saberes y experiencias que desemboquen en un mismo objetivo: la cooperación para “no dejar a nadie atrás”.
A solo dos años de su fundación, la escuela se abrió al exterior para enriquecer el modelo con las diferentes visiones de los territorios que integran América Latina y El Caribe. Desde entonces trabajamos juntos forjando alianzas con actores de la academia, empresas, gobiernos centrales y locales, confederaciones y organismos regionales para el fomento y consolidación de la economía social.
La diversidad y la capilaridad del ecosistema cooperativo de la región han permitido llegar a diferentes colectivos ofreciéndoles alternativas a sus necesidades respetando sus particularidades. Pero ese entramado colectivo requiere además de las herramientas de la formación, más oportunidades para acceder a un financiamiento en concordancia con sus posibilidades. Se requiere profundizar en los territorios y llegar donde el sector financiero tradicional no lo hace.
De aquí la importancia de nuestra implicación con un modelo que esté en concordancia con los principios y valores de la economía social como lo es Fiare Banca Etica. Desde la Mesa de Entidades Socias de Referencia de este Banco Cooperativo, la Escuela de Economía Social pretende afianzar sus redes y conjugar la promoción de emprendimientos asociativos con más y mejores oportunidades para la inclusión financiera y convertir los retos que nos presenta el escenario mundial, como el desempleo, la migración, el cambio climático y la disrupción tecnológica en nuevas oportunidades para los colectivos que integran la economía social en Iberoamérica.
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