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Finanzas Éticas

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Finanzas Éticas


Brenda Chávez es colaboradora en medios como Carne Cruda y Consuma Crudeza,  también en El País, El Salto y Opcions y en las revistas Cuerpo Mente, The Ecologist y Ethic, entre otras. Forma parte del colectivo femenino de periodistas de investigación sobre consumo Carro de Combate. Es autora del libro “Tu consumo puede cambiar el mundo ”  y “Al borde de un ataque de compras”. Hablamos con ella sobre cómo consumir de manera responsable en tiempos de pandemia…

Defiendes que consumir no es un acto banal, que es un acto no solo económico sino también  político ¿Por qué?¿Cómo definirías a un consumidor responsable?

Es aquel consumo que además de tener en cuenta las variables de calidad-precio habituales, tiene en cuenta los impactos sociales y ambientales, también los llaman consumo consciente, consumo sostenible, consumo crítico o consumo transformador.

¿Cómo llegaste a ver el consumo como una herramienta de cambio social?

Siempre me ha interesado el proceso creativo y productivo de las cosas, desde que algo es un boceto, hasta que es realidad. Como periodista ha podido apreciar los impactos sociales de muchos bienes y servicios, siempre me pregunté si se podía hacer mejor, y eso me llevó a la sostenibilidad. Paralelamente, fui cambiando mis hábitos de consumo según iba siendo consciente de los impactos y conociendo muchas alternativas transformadoras. Así que lo he conocido, a lo largo de los años, como periodista y como consumidora.

Descubriste que hay empresas que consiguen que ética y estética vayan de la mano…

Si, desde luego, muchas proceden de lo que hoy se denomina “nuevas economías”: la Economía social y solidaria, la economía del bien común, del triple balance (como las empresas que hay en SANNAS), etc. Pero otras son empresas que simplemente hacen las cosas bien social, medioambientalmente y económicamente. En “Tu consumo puede cambiar el mundo” recogí muchas, en general pequeñas y medianas.

¿En qué sectores es más fácil dar el paso al consumo consciente?

Con información es fácil en todos los sectores: en las finanzas, se trata de cambiar la cuenta y el seguro. En la energía, cambiar el contrato. Ambos estos muy relevantes, y muy sencillos. En alimentación consumir local y ecológico, a ser posible; en moda, consumir lo necesario, poco, de firmas locales, artesanos, creadores locales, segunda mano, intercambiar, etc. En la movilidad optar por la movilidad activa (pie y bici) cuando sea posible, minimizar el avión, usar mejor tren…Al borde de un ataque de compras, recoge las claves principales para que todo el mundo pueda practicarlo y adaptarlo a su vida a la medida de sus posibilidades.

¿Cómo podemos hacer compatibles una apuesta por modelos económicos que pongan la vida en el centro en momentos de confinamiento?

Durante el confinamiento he consumido igual que siempre, mi puesto del mercado no ha dejado de funcionar. Mis tiendas responsables habituales han dado servicios online. He apoyado con mi dinero y mi consumo modelos productivos, como hago, siempre, que generan resilencia en nuestras comunidades, e impactos socio-ambientales positivos en relación a las fórmulas más convencionales de consumo. Con la información adecuada se puede hacer, confinados, o no.

¿Qué pueden aportar las finanzas éticas al momento actual? 

Muchísimo, los problemas que tenemos derivan de una economía que no posibilita la sostenibilidad de la vida ni una desarrollo sostenible global, cuya lógica extractivista (de recursos, trabajo, materias primas, etc.), de acumulación del capital y maximización del beneficio, no tiene en cuenta las conexiones ecosociales imprescindibles para ella. Y exige constantes sacrificios sociales, humanos, ecológicos y de cualquier tipo, sacralizando un crecimiento económico que miden indicadores miopes, chatos y desfasados (como el PIB) que solo observan una cara de una realidad compleja multidimensional y multifacética, construyendo una economía suicida que vivíamos previamente a la pandemia y de la que esta es otra nueva muestra.